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Qué es la resiliencia y cómo potenciarla

Hoy en día, el término resiliencia goza de gran popularidad y es cada vez más frecuente hacer uso de él. Lo utilizan los medios de comunicación, aparece en redes sociales y lo incorporamos en nuestras conversaciones diarias. Pero, ¿sabes de qué se trata exactamente?

¿Qué significa resiliencia?

Tradicionalmente, este término se ha ido empleando en ingeniería donde se define como “la propiedad de un material que permite que recupere su forma o posición original después de ser sometido a una fuerza”. En la actualidad, ciencias sociales como la Psicología han acuñado este término y, aunque no existe una única definición del mismo, se refiere a la capacidad de sobreponerse de manera exitosa a los eventos traumáticos.

¿Por qué algunos “somos más resilientes” que otros?

Ser resiliente no implica que ante situaciones adversas uno no experimente ansiedad, miedo o tristeza, sino que gestiona las dificultades de una manera más eficaz, obteniendo resultados más favorables que las personas menos resilientes. ¿Cómo lo consiguen? Algunos autores consideran la resiliencia como una cualidad innata, sin embargo, la mayoría de las investigaciones señalan que hablamos de una habilidad, es decir, se trata de un conjunto de conductas que podemos aprender, entrenar y mejorar.

que es resiliencia

5 pautas para fomentar la resiliencia

Como ya hemos comentado, cuando decimos que alguien “es más resiliente” nos referimos a que ejecuta una serie de conductas que le llevan a afrontar las adversidades de una manera más adaptativa. Algunos de los comportamientos que componen esta habilidad son:

Contar con una red de apoyo

Hay personas que buscan aislarse ante eventos traumáticos. Sin embargo, esta estrategia de afrontamiento alivia nuestro malestar únicamente a corto plazo e influye de manera negativa en nuestro estado de ánimo. Contar con el apoyo de nuestros seres queridos en los momentos complicados es uno de los factores de protección más importantes ante eventos dolorosos (por ejemplo, en el proceso de duelo).   

Además de recibir ayuda de los demás, podemos poner en marcha estrategias de autocuidado que influyen directamente en nuestro bienestar: tener rutinas sanas, realizar actividades agradables, practicar técnicas de relajación, evitar juzgarnos o compararnos con los demás, etc.

Evitar sobregeneralizar o catastrofizar

Nuestra vida está llena de todo tipo de eventos, y en ella también tienen cabida los menos agradables. Sin embargo, a menudo se trata de algo puntual. Interpretar las dificultades como un contratiempo, ser capaces de analizarlas de manera objetiva sin que tiñan de negatividad las demás experiencias y mantener una actitud positiva reduce los niveles de malestar y facilita la puesta en marcha de soluciones pertinentes. No podemos controlar que las adversidades ocurran o no, pero sí podemos elegir el modo en el que nos enfrentamos a ellas.

Percibir las dificultades como un aprendizaje

Posiblemente, si pudiéramos elegir, ninguno de nosotros querría vivir un evento traumático. Sin embargo, las personas que han logrado superar una experiencia dolorosa (como sobrevivir un ataque terrorista o vencer al cáncer) suelen coincidir en sus testimonios: las adversidades pueden ser una oportunidad para crecer, aprender a valorar más lo que tenemos, así como atrevernos a cambiar aquellos aspectos de nuestras vidas que nos impedían disfrutar de ella.

Adoptar una actitud proactiva

No asumir la realidad y evitar enfrentarse a ella resulta útil a corto plazo porque nos distancia de las emociones que suelen parecernos desagradables (miedo, tristeza, angustia, etc.). No obstante, de esta manera posponemos lo inevitable, haciendo que ronde constantemente en nuestra cabeza y se convierta en una preocupación diaria, sin que esto nos ayude a solucionar el problema. Haciéndole frente a las adversidades adquirimos nuevas herramientas para otros eventos futuros y mejora nuestro autoconcepto. 

Establecer metas realistas

Tener claros los objetivos que queremos conseguir a medio y largo plazo nos permite focalizarnos en el futuro, nos motiva a seguir creciendo y a superar las dificultades que pueden aparecer por el camino. Lograr las metas que nos marcamos aumenta la confianza que tenemos en nosotros mismos y mejora nuestro estado de ánimo.

A lo largo de nuestra vida nos vemos obligados a enfrentarnos a numerosas situaciones complicadas. La mayoría las vamos superando con éxito gracias a las estrategias que ya poseemos y ponemos en marcha. Sin embargo, en algunas ocasiones podemos sentirnos bloqueados y nos resultará más costoso sobreponernos a las adversidades. En estos casos, acudir a un profesional puede proporcionarte la ayuda que necesitas para superarlas. Te brindará nuevas estrategias de afrontamiento que te servirán para hacerle frente al momento actual y, además, resultarán muy útiles para eventos futuros.

Psicóloga Sanitaria y Sexóloga en PsiCoConducta
Experto en Terapia Sexual y de Pareja por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Autónoma de Madrid. Graduada en Psicología por la Universidad de Granada. Además de una amplia experiencia con población adulta, adolescente y parejas, a lo largo de su trayectoria en la clínica universitaria Centro de Psicología. Tutora profesional de los estudiantes del Máster en Psicología General Sanitaria de la UAM
Kaja Chmielowiec
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